Justo al terminar la carretera del palmeral, cogemos un desvío a la derecha, rumbo oeste, hacia Merzouga. Dejamos pasar una gasolinera Total (que suelen tener buena gasolina) pensando que pronto aparecería otra. Error. La carretera por la que vamos ahora es larga, recta, y muy rota. Totalmente solitaria. El siguiente pueblo grande, en el que espero que sí haya gasolina, queda a unos 100 kms. y no sé si llegaremos. El Jeep también va algo flojo de gasoil, y mientras avanzo me planteo si no será más recomendable volver a por la gasolinera que vimos antes. Pasamos algún pueblo pequeño, y efectivamente no hay gasolineras.
Afortunadamente, uno de los pueblos que nos encontramos después, y que yo pensaba que era un pueblo pequeño, resultó ser bastante grande y con una gasolinera a la entrada. Pasado el mal rato de la incertidumbre, lleno la moto hasta arriba, para comprobar que aún me quedaba más gasolina de lo que pensaba, pero bueno es ir con el depósito lleno. Mientras reposto, entablo conversación con un simpático andaluz que resultó ser guía de viajes por Marruecos, y organizados de eventos importantes, como una competición de orientación que se celebrará en Marruecos en octubre.
Continuamos un poco más hasta encontrar un árbol con sombra y sin gente debajo, es decir, que no estuviera ocupado. Y en esta carretera, eso no es nada fácil. De modo que ponemos la moto bajo el árbol y la utilizamos de mesa para prepararnos unos buenos bocadillos. Lo bueno de estas paradas a comer es que descansas y sin embargo no pierdes tanto tiempo comiendo como en un restaurante.